En las calles del centro de Madrid ya se pueden observar las instalaciones de fibra óptica de Telefónica y Jazztel.
Estas instalaciones se caracterizan porque añaden a la fachada más cables respecto a los que anteriormente ya había de telefonía (par de cobre), además de colocar llamativos aparatos en las fachadas de los edificios.
Es curioso como la liberalización del sector, a pesar de que supuestamente beneficia a la competencia, en cierto modo perjudica al patrimonio y a la estética de edificios antiguos en zonas históricas.
A las grandes compañías no les gusta compartir cable.
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